El miembro más reciente -y también más joven- de la formación parece haber nacido con una guitarra en las manos. Miguel Polonio habla con su instrumento, gime y se desgarra, o nos hace gemir y desgarrarnos en esa locura frenética de acordes y melodías distorsionadas en ocasiones, otras limpias como el sonido del más puro rock de los 50 y 60, en el que este precoz virtuoso ha forjado su talento, creatividad y sentido artístico.

 

Apenas llegado al mundo de los escenarios y los estudios de grabación, Polonio se desenvuelve con la soltura de un experimentado veterano en un ambiente que, a todas luces, está hecho para él. Su incorporación al grupo, tras la marcha del primer guitarrista de la banda, Pablo Quevedo, supuso un reto que este joven rockero superó ampliamente; viniendo a aportar un aire fresco, renovado, y un sonido mucho más contundente al grupo; que, desde su llegada, sin abandonar la base melódica del pop, ha adquirido un nuevo estilo que realmente puede ser calificado de pop-rock, en el sentido más equilibrado del término.